miércoles, 30 de enero de 2013

Jugamos a llegar al cielo?



"... Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope..." 

martes, 29 de enero de 2013

Tip Nº 21

No uses frases interminables ni palabras rimbombantes y no te esfuerces por parecer inteligente. Las palabras sencillas son más fáciles de procesar para nuestro cerebro y se sienten más reales.

Pedro Salinas

Poeta español nacido en Madrid en 1891 y fallecido en Boston en 1951.
Estudió Derecho y Filosofía y Letras. Fue profesor en las universidades de Sorbona y Cambridge
y conferencista en varias Universidades de América donde vivió desde 1936.
Es considerado como uno de los grandes exponentes de la Generación del 27.
De su obra poética se destacan, «Presagios», «Razón de amor» y «Largo lamento».


¿Fue como beso o llanto? ¿Nos hallamos con las manos, buscándonos a tientas, con los gritos, clamando, con las bocas que el vacío besaban?

lunes, 28 de enero de 2013

Cuando tú me elegiste

Cuando tú me elegiste
-el amor eligió-
salí del gran anónimo
de todos, de la nada.
Hasta entonces
nunca era yo más alto
que las sierras del mundo.
Nunca bajé más hondo
de las profundidades
máximas señaladas
en las cartas marinas.
Y mi alegría estaba
triste, como lo están
esos relojes chicos,
sin brazo en que ceñirse
y sin cuerda, parados.
Pero al decirme: “tú”
a mí, sí, a mí, entre todos-,
más alto ya que estrellas
o corales estuve.
Y mi gozo
se echó a rodar, prendido
a tu ser, en tu pulso.
Posesión tú me dabas
de mí, al dárteme tú.
Viví, vivo. ¿Hasta cuándo?
Sé que te volverás
atrás. Cuando te vayas
retornaré a ese sordo
mundo, sin diferencias,
del gramo, de la gota,
en el agua, en el peso.
Uno más seré yo
al tenerte de menos.
Y perderé mi nombre,
mi edad, mis señas, todo
perdido en mí, de mí.
Vuelto al osario inmenso
de los que no se han muerto
y ya no tienen nada
que morirse en la vida.

Pedro Salinas (Madrid, 1891-1951)

martes, 22 de enero de 2013

lunes, 21 de enero de 2013

Decir, hacer

Entre lo que veo y digo,
Entre lo que digo y callo,
Entre lo que callo y sueño,
Entre lo que sueño y olvido
La poesía.
Se desliza entre el sí y el no:
dice
lo que callo,
calla
lo que digo,
sueña
lo que olvido.
No es un decir:
es un hacer.
Es un hacer
que es un decir.
La poesía
se dice y se oye:
es real.
Y apenas digo
es real,
se disipa.
¿Así es más real?
Idea palpable,
palabra
impalpable:
la poesía
va y viene
entre lo que es
y lo que no es.
Teje reflejos
y los desteje.
La poesía
siembra ojos en las páginas
siembra palabras en los ojos.
Los ojos hablan
las palabras miran,
las miradas piensan.
Oír
los pensamientos,
ver
lo que decimos
tocar
el cuerpo
de la idea.
Los ojos
se cierran
Las palabras se abren.


Octavio Paz (Méjico, 1914-1998)


viernes, 18 de enero de 2013

Maravillas de la ciencia


Un científico francés llamado Jean Lorenceau, ha encontrado la forma de escribir usando la mirada. Este descubrimiento, podría ayudar a las personas con discapacidades a comunicarse con mayor libertad y podría conducir a la creación de sistemas de control visual para pilotos, conductores y cirujanos.

El invento consiste en una serie de discos distribuidos en la pantalla sobre un fondo gris. Estos discos pueden reflejar el movimiento del ojo, de modo que se puede seguir tanto el desplazamiento como la velocidad ocular y convertir la información en letras y números 'dibujados'. Para usar el dispositivo basta entrenar al ojo para controlar a voluntad sus movimientos y ser usados para dibujar, escribir o generar una firma.

"Es como dibujar con un lápiz, pero sin punta", dice Jean Lorenceau.

Te imaginas poder poner en palabras los sentimientos que provoca ver una puesta de sol?


miércoles, 16 de enero de 2013

Escribimos?

Aún hay mucha gente que prefiere escribir sobre papel, que disfruta del olor a tinta y del sonido de la punta del bolígrafo acariciando el papel. O desgarrándolo... No importa si es un diario, una libreta que se lleva en el bolso o se guarda en un cajón, un sinfin de papeles sueltos que parecen no tener ninguna conexión entre si, o pequeños post-it diseminados por todas partes.
Otros, más modernos, utilizan táblets y ordenadores, móviles de última generación y hasta cuadernos digitales. 
Unos escriben pensamientos que guardan bajo siete llaves y otros escriben libros que pretenden lanzar al mundo, pasando por blogs, talleres y cualquier otro medio que sirva para expresar con palabras lo que se lleva en el interior. Hasta una pared en blanco.

Porque lo que importa es escribir. O no?





lunes, 14 de enero de 2013

Invierno

Contemplo atentamente
mi rostro en el espejo,
y me asombro de súbito ante esta boca ávida
y ante el largo relámpago
de estos ojos famélicos.
Lo que miro en mi rostro
varado en el espejo
es sobre todo el hambre.

Isabel Rodriguez Baquero (Madrid, 1938)

viernes, 11 de enero de 2013

Isabel Rodriguez Baquero

Poeta y novelista española nacida en Madrid en 1938.
Su infancia transcurrió en un gran ambiente cultural hogareño que la impregnó desde niña de cultura clásica.
Es Licenciada en Filología Románica por la Universidad Complutense de Madrid y tiene una vasta experiencia
en la enseñanza de la Lengua, en Madrid, Barcelona y Durango. Actualmente se dedica a la docencia en Priego
de Córdoba.
Su poesía, según ella reconoce, es el producto de la influencia que en ella ejercieron escritores como Baudelaire,
Blas de Otero, Cernuda, Antonio Machado, Guerlain, Aleixandre y Neruda, entre otros.
De los galardones recibidos merecen destacarse: el Segundo Premio de la Real Academia de Córdoba en 1977,
el Premio Antonio Machado de Poesía para Profesores de la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía
en 1984, los Primeros Premios de Poesía y Narrativa Mujerarte de Lucena, Córdoba en 1992, y el Premio de Poesía
Dolores Ibarruri de Andújar, Jaén en 1999.
De sus once libros de poesía se destacan especialmente: «Íntimo Laberinto», «El Grito del Estornino»,
«Tiempo de Lilas», «Los Rosales Oscuros», «Ardiendo en el Ocaso», «El Punto de Vista», y su antología
«Caleidoscopio»


Es preciso vivirse, desvivirse, gozarse y beberse a oleadas la tarde fugitiva, antes de que las horas arrastren a la arena los restos inservibles del último naufragio.