Muchas veces me preguntan desde cuando escribo y aunque sé que probablemente haya comenzado a escribir en la adolescencia, mi respuesta inevitablemente es la misma: desde siempre.
A pesar de ello, por más que intento recordar, no creo en ningún momento haber deseado ser escritora ni haber soñado con que alguien me considerara de ese modo al leer mis primeros poemas de amor.
Con el tiempo, el ímpetu de escribir de esa edad de oro fue dejando paso a otras nuevas sensaciones hasta el punto de dejar de escribir poesía para escribir largas cartas donde intentaba plasmar sensaciones y pensamientos.
Escribir es un ejercicio, un juego, una gimnasia que se debe llevar a cabo cada día para evitar que caiga en el olvido que nos pasó a muchos que en algún momento de nuestra vida dejamos de escribir. Afortunadamente, a veces se produce un click que desencadena una nueva energía que nos trae de regreso la ilusión de escribir y plasmar en un papel en blanco todo aquello que tenemos dentro.
Hoy inicio esta andadura para ayudarte a ti y que tú me ayudes a mi a crear una relación íntima con la escritura, una alianza poderosa que nos salve del hastío, del dolor, de la incertidumbre y porqué no, hasta de nosotros mismos.
Asi que... Dedos a la obra!
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