lunes, 5 de noviembre de 2012

El microcuento

El microcuento (también llamado microrrelato, minificción o cuento híper breve) es una variante narrativa cuya característica principal reside, obviamente, en la brevedad del texto. Suelen ser construcciones de un solo párrafo que, omitiendo descripciones u otros “derroches” de palabras, contienen inicio, nudo y desenlace, para contar un hecho concreto, empleando la elipsis como principal, o único, recurso narrativo. Así, lo que no se cuenta es tan importante como lo que se relata, claro que los vacíos deben ser llenados por la imaginación o cultura general del lector.David Lagmanovich, uno de los principales teóricos del microrrelato, además de la brevedad, señala los siguientes rasgos:

a) es irrelevante su relación con el mundo natural, pero obligatoria su vinculación con la naturaleza humana
b) enfoca un evento o incidente individual (o sea, no es una generalización)
c) marca el paso del tiempo —sobre todo a través de formas verbales y adverbiales— y la distancia entre el tiempo interno de la narración y el de la producción y lectura del texto, evitando así los rasgos de intemporalidad. 
d) es frecuente que los textos de este tipo escritos en español exploten la distinción aspectual —en terminología actual de la Academia— entre el pretérito perfecto simple (que yo llamo “pretérito”) y el pretérito imperfecto (o simplemente “imperfecto”).

Esta concepción del microrrelato excluye del corpus numerosos textos en prosa de extensión limitada: todos los aforismos (que son por definición generalizadores); la mayor parte de las “greguerías” (aunque unas cuantas pueden mostrar sustancia narrativa); los textos imitativos de los bestiarios medievales (que no se refieren a la experiencia humana); ciertos ensayos brevísimos (como aquellos incluidos en Torri 1917); recreaciones de la prosa de la publicidad y de los medios masivos de comunicación no articulados narrativamente, y otros más.
Un microcuento es, sobre todo, un ejercicio de precisión en el contar y en el uso del lenguaje. Es muy importante seleccionar drásticamente lo que se cuenta (y también lo que no se cuenta), y encontrar las palabras justas que lo cuenten mejor. Por esta razón, en un microcuento el título es esencial: no ha de ser superfluo, es bueno que entre a formar parte de la historia y, con una extensión mínima, ha de desvelar algo importante.

No hay comentarios:

Publicar un comentario